· Lázaro de Renca · derrenca@gmail.com · modificado en Tumblr ·

15 de junio de 2010

La vieja escuela

Breve y lúcido, Jorge Edwards acerca del ensayo como género literario. A propósito también de su próxima novela, titulada “La muerte de Montaigne”. Título soso y quizá hasta un poco disuasivo.

Desde hace bastante tiempo Edwards es el escritor chileno vivo más importante. Algunos quizá opinen que desde la muerte de Roberto Bolaño. Yo tengo mis dudas. Y en todo caso, la comparación es odiosa e inútil.

A los ojos de ciertos lectores y comentaristas bravos, Edwards ha caído en desgracia. ¡Por piñerista le pasa! Eso dicen. Tonterías, reclamo yo. Hablamos de la cabeza que rumió y escribió “Persona non grata”. Un argumento de peso no sólo a la hora de hablar de la literatura chilena y sus rencillas, sino que a la hora de tomarle el pulso a la literatura mundial.

Siempre consideré al tal Edwards un panzudo, y reconozco que no me caía nada de bien. Un diplomático, además, aunque hubiera sido encomendado por el mismísimo Allende. Y un punto más en su contra: ¡biógrafo del empalagoso Neruda! Resumiendo: en principio, Edwards sólo contaba razones negativas.

Hasta que llegó “Persona non grata”. No digo que el libro cayó en mis manos; yo fui en su búsqueda. Fue durante una época en que el temita cubano se me puso, se me incrustó en la cabeza. Tengo que decir que la novela-testimonio de Edwards me iluminó, no en un sentido místico, sino en un sentido enteramente físico: me alumbró un camino plagado de oscuridades, como es el camino de la revolución cubana y la dictadura que todavía padecen los cubanos.

Es “Persona non grata” un testimonio certero, de primerísima mano, cargado también de ironía, y sobre todo de auto ironía, y otras sutilezas del lenguaje. Un libro de diálogos desquiciantes y descripciones de ambientes tétricos y patéticos. ¿Cuántos años cumple hoy este libro? Y sin embargo, sigue vigente. La novela le costó al autor su enemistad (no por su parte, supongo) con un montón de escritores de talla ancha. Hay que ver la época también. Quizá la más sonada fue la de Julio Cortázar. No ya la de un Gabo. Se lo tachó, por supuesto, de reaccionario, como hoy a cualquiera se lo llama fascista. “Persona non grata” se revela como un libro histórico, de aquellos que cumplen la labor cirujana, muy necesaria, para la correcta exhibición de las atrocidades (Ballard dixit).

Tras eso, embalado, abrí “El sueño de la historia”. Otro hallazgo. Yo al Edwards éste, tengo que confesarlo, me cuesta mucho imaginármelo en medio de la Chimba tomándose un trago. Pero parece que bebe mucho, el hombre. Sólo que ahora lo hace en congresos literarios y sedes de la Lengua y el Pensamiento. Bien, cada uno bebe donde se le antoja. En esta novela, me encanta la insolencia del hijo de los revolucionarios, el que parte a Brasil y regresa… ¡loco por hacer plata! El retrato, por otro lado, de la vida cotidiana del Santiago del XIX es fenomenal. Quizá la novela del bicentenario sea ésta, y fue publicada hace ya diez años.

Jorge Edwards es un liberal, mucho más escéptico y progre que su socio Mario Vargas Llosa. Pero un liberal de la vieja escuela, un humanista, que ha sido censurado por la izquierda y la derecha. Y ahora le achacan que haya escogido apoyar al seudo liberal Piñera. ¡Cosas de la política! Yo en su día hasta voté por la comunista Marín. ¡Cosas de la política, que lo pone ciego a uno! Igual que el trago, como cantaban los Electrodomésticos.