· Lázaro de Renca · derrenca@gmail.com · modificado en Tumblr ·

6 de junio de 2010

La fortaleza

La pareja repele un ataque. ¿De qué se defienden? Por lo visto, en la ciudad corre un río de sangre. O es el reflejo solar de una tarde calurosa que se acaba. Quizá sólo se abastezcan de la cena. La defensa de la casa es una cosa muy seria, por la cual, por ejemplo, la gente desempolva el arma y está dispuesta a disparar. Casos hay. El comienzo de “El tiempo del lobo”, de Michael Haneke, narra una situación análoga. Los propietarios que, por una razón inexplicable –ni siquiera una revolución estatista; un puro azar anarco-apocalíptico-, al llegar a casa son expulsados por unos nuevos moradores. Después del terremoto del pasado 27 de febrero –según me cuentan-, la alarma de los saqueos encendió como la paja. Impulsada desde luego por unas imágenes de la televisión sobre situaciones puntuales de pillaje. Pero la idea del caos se instaló. Los escépticos (benditos) se dedicaron a observar. En algunos barrios se crearon grupos de seguridad espontáneos, armados con palos y pitos para dar la alarma. Mi padre, sin ir más lejos, tenía la escopeta preparada. La turba rondaba por ahí. Los críticos, algunos de ellos, intentaron bajar las expectativas de un final desgraciado y terrible; pocos les hicieron caso. Y, finalmente, los militares. A fin de cuentas, es a lo que periódicamente recurrimos. Las familias son esos entes herméticos, que cultivan un celo irracional hacia lo extraño. Se defienden y se unen, como la pareja del cuadro. El vínculo sanguíneo, un enigma. Son las entrañas a las que hace referencia el cuadro; la sangre brinda seguridad y mejora el paisaje. Así se justifica una vida.