
Conocía el cine de Zhang Ke cuando ya había aparecido "Still life", de modo que pude ver de corrido todas sus obras precedentes. Un puro lujo y placer cinéfilo; de paso, se me abrieron las puertas de todo el cine oriental, ya sea chino, taiwanés, coreano o japonés. Un universo rico y abundante, con el mejor y más interesante trabajo estético que se realiza hoy en el cine de todo el mundo.
Jia Zhang Ke es un director exquisito, un director de historias mínimas; no le teme al silencio ni a los planos fijos, mezcla con inteligencia los aspectos más sociales de personajes generalmente con fuertes tribulaciones internas. Un director, además, con cierta urgencia por filmar; de ahí el resultado de la maravillosa "Still life", localizada íntegramente en la zona, hoy ya inundada, de las Tres Gargantas.
Mi preferida sigue siendo "Plataforma", la primera película que contó con más presupuesto y con un verdadero reparto de actores. Zhang Ke retrata la adolescencia; jóvenes encerrados en pueblos polvorientos, deseosos de abrirse al mundo y a Occidente, especialmente. Una lejana y tibia sensibilidad punk recorre la película, pero nunca se declara del todo. Porque Zhagn Ke rehuye las proclamas. Se instala más bien en el jardín de las formulaciones contradictorias. En ese sentido, su cine es puramente francés.
Una última cosa: la musa que viene apareciendo en todas las películas desde "Plataforma" es Zao Thao, una bailarina clásica, de talle estilizado, pálida, y que durante el tiempo que me sumergí en el universo Zhang Ke me mantuvo absolutamente enamorado.