Este post es directamente una búsqueda, más bien un anuncio de búsqueda. Se trata de la librería Valentina, en sus días ubicada en la galería de libros viejos de calle San Diego, en el segundo piso (al fondo, derecha). Volví hace dos días y la encontré cerrada. Cerrada y desmantelada. Ya no existe. Hace ocho años que no la visitaba (estaba fuera). La atendía y administraba una mujer (¡Valentina!) con quien se podía hablar largo y tendido de libros. Una experta lectora, con un olfato infalible. Me dio a conocer "Llamadas telefónicas", cuando Bolaño (a mediados a los noventa) todavía escribía. De uno de sus estantes escogí "Los anillos de Saturno", la magistral novela-viaje de Sebald. La tienda era extremadamente chica, y en absoluto rentable. De hecho, al volver ahora a San Diego me sorprendió ver que las librerías todavía resisten. Otro de los libros con que salí bajo el brazo fue "Las partículas elementales", de Houellebecq. Esos tres libros resumen a la perfección mi década de 1990.
8 de mayo de 2010
Valentina
Este post es directamente una búsqueda, más bien un anuncio de búsqueda. Se trata de la librería Valentina, en sus días ubicada en la galería de libros viejos de calle San Diego, en el segundo piso (al fondo, derecha). Volví hace dos días y la encontré cerrada. Cerrada y desmantelada. Ya no existe. Hace ocho años que no la visitaba (estaba fuera). La atendía y administraba una mujer (¡Valentina!) con quien se podía hablar largo y tendido de libros. Una experta lectora, con un olfato infalible. Me dio a conocer "Llamadas telefónicas", cuando Bolaño (a mediados a los noventa) todavía escribía. De uno de sus estantes escogí "Los anillos de Saturno", la magistral novela-viaje de Sebald. La tienda era extremadamente chica, y en absoluto rentable. De hecho, al volver ahora a San Diego me sorprendió ver que las librerías todavía resisten. Otro de los libros con que salí bajo el brazo fue "Las partículas elementales", de Houellebecq. Esos tres libros resumen a la perfección mi década de 1990.
